Con el lanzamiento de los Intel Core 13, basados en la arquitectura Raptor Lake, y coincidentes en el tiempo con los Ryzen 7000 de AMD, ha surgido una polémica para ambos procesadores. Y no, no es la de cuál es más potente de los dos procesadores, sino el hecho que tienen la capacidad de correr a temperaturas y TDP excesivamente altos. Hasta el punto de que se recomienda el uso de disipadores avanzados.
Una de las cosas que hacen todos los chips de nuestro ordenador, aparte de almacenar, transmitir y procesar datos, es generar calor. Pues bien, las últimas generaciones de procesadores de Intel y AMD alcanzan temperaturas medias cuanto menos por encima de lo normal. 85 °C en el caso de los Intel Core 13 y 95 °C si hablamos de los AMD Ryzen 7000. ¿Se trata de algo por lo que debamos preocuparnos realmente? ¿Se han rendido Intel y AMD en este aspecto?
Las nuevas CPU de Intel y AMD campeonas en calor
Hace unas semanas, cuando se supo que los Ryzen 7000 alcanzan los 95 °C de temperatura, muchos entraron en pánico sobre esta cifra tan alta. La realidad es que los nuevos procesadores de AMD son lo que llamamos un chip disgregado, dividido entre varios chips, principalmente 2. Por un lado, el CCD que incluye los núcleos de procesamiento y su memoria caché y por otro el IOD que integra el controlador de memoria y la interfaz de periféricos. Debido al pequeño tamaño del CCD, el calor se concentra más fácilmente en un punto.
Claro está que la temperatura está directamente relacionada con el TDP, y de repente todo el mundo se pone las manos sobre la cabeza, lee que el TDP máximo de los Intel Core 13 está sobre los 250 W para alcanzar los 85 °C de temperatura, mientras que AMD se va a los 170 W para 10º de temperaturas más. Muchos no entienden como es que Raptor Lake no se va a los 100 °C debido a ello.
Sin embargo, la gran realidad, es que pese a lo que se dice, muy pocas aplicaciones harán que ambos chips se coloquen a su TDP máximo y, por tanto, a llegar a generar la mayor cantidad de calor posible. El gran error de concepto es pensar que el 100% del tiempo nuestro PC estará ejecutando un juego de alto calibre que haga que el procesador se ponga por las nubes cuando la realidad es muy distinta. Dado que eso ocurre realmente en muy pocos juegos y los topes son con los chips tope de gama.
¿Qué nos dicen los benchmarks?
Un benchmark es una prueba de rendimiento que lo que busca es estresar a un procesador en una situación en la que tenga que dar lo máximo de sí y en un escenario extremo. El problema de estos es que se han convertido en una herramienta de marketing malentendida, que de forma arrojadiza es lanzada sobre ciertos productos y marcas. Y es que si tenemos en cuenta los siguientes resultados es simple y llanamente para ponerse las manos sobre la cabeza sobre el calor del i9-13900K.
El rendimiento por vatio de los Ryzen 7000 en Cinebench R23 es mucho más alto que el de Intel, que parece tener que irse a los 335 W para alcanzar las mismas cifras. Sin embargo, aquí hay un tema que nadie tiene en cuenta. El benchmark va a intentar hacer que todos los núcleos colaboren y todos sabemos que el Intel Core i9-13900K tiene 16 E-Cores, los cuales van a intentar ir a la máxima velocidad posible en este caso.
El problema de los E-Cores es que no solamente son peores que los P-Cores en rendimiento, es que son mucho peores en cuanto a consumo a la hora de escalar. Pueden alcanzar ciertas velocidades sobre el papel, pero están pensados para tareas ligeras en segundo plano y como asistentes a sus hermanos mayores. En todo caso, no estamos ante un escenario real.
¿Se calientan tanto las CPU de Intel y AMD en juegos?
Por lo que lo importante es tener en cuenta el mundo real, el cual en el caso que nos concierne son las aplicaciones y en concreto todos sabemos que los juegos requieren una gran capacidad de cálculo que se traduce en estresar a los procesadores hasta llegar al consumo más alto posible. ¿O no? Pues bien, debido a que cada juego es un mundo, solo se ha de ver como el TDP en ambos procesadores está muy alejado al jugar que esos máximos por los que las histéricas se han puesto las manos sobre la cabeza.
Cómo se puede ver en los gráficos, obviamente tanto el i5-13600K y el AMD Ryzen 7 7700X alcanzan un TDP mucho más bajo. Lo cual es normal al tener menos núcleos y alcanzar velocidades más bajas. Sin embargo, pese a los 180 W del Intel Core i9-13900K, esta se encuentra muy alejada de los 253 W de temperatura que puede alcanzar el chip en su máximo esplendor, lo que contrasta mucho con los resultados vistos en los benchmarks que os hemos puesto antes.
¿A qué se debe esa diferencia de resultados? Los benchmarks hacen uso de todos los núcleos posibles del procesador y como os hemos comentado antes, existe el mito, de que los E-Cores de Intel son eficientemente energéticos cuando lo son por área en el chip. Es más, la gran mayoría de juegos no se usan más de 8 hilos y 16 núcleos. Por lo que a no ser que tengáis el procesador haciendo más cosas en segundo plano mientras jugáis, lo cual no recomendamos en ningún caso por temas de rendimiento. Dichos núcleos extras en los Intel Core 13 deberían estar quietos.
¿Se puede evitar?
Por supuesto, si te preocupa el tema del consumo y la temperatura, tienes que saber que es posible limitar el TDP máximo que alcanza tu procesador. Perderás con ello la capacidad de que puedan tener sus picos de rendimiento máximo. Para ello tienes aplicaciones como el Intel XTU y el AMD Ryzen Master, las cuales te permitirán configurar este parámetro.