Desde el inicio de la era de la informática, los discos duros han sido las unidades de almacenamiento por antonomasia, y a pesar de que los SSD ya llevan varios lustros entre nosotros, muchos usuarios siguen utilizándolos en su PC para el día a día. No es mi caso, ya que desde que llegaron los SSD al mercado, tomé la decisión de utilizar solo unidades de estado sólido en mi PC y prescindir de los discos duros completamente. En este artículo, os cuento mi experiencia.
Atrás quedaron los días en los que teníamos un SSD para el sistema operativo y las aplicaciones y un disco duro para los juegos y el resto de cosas en el PC. La baja capacidad de los primeros años de vida de estos dispositivos nos obligaba a ello, pero hoy en día ya se pueden comprar SSD de 1 TB o más por precios más que asequibles, así que la necesidad de tener discos duros de gran capacidad para almacenamiento han terminado.
Diez años prescindiendo de discos duros en el PC
Fue en abril de 2011, con el lanzamiento de los SSD G.Skill Phoenix PRO con interfaz SATA 2, cuando instalé por primera vez un SSD en mi PC. Tenía apenas 60 GB de capacidad, pero ya supuso un cambio radical en el rendimiento del PC el tener un SSD para el sistema operativo, Office y las principales aplicaciones. En esa época, la baja capacidad de los SSD no te daba para tener instalados demasiados juegos, pero aun así también era suficiente para tener los dos o tres que más usaba, y el rendimiento mejoraba una barbaridad.
Por supuesto, hubo un tiempo en el que anduve utilizando este SSD para el sistema y discos duros para el almacenamiento, pero en 2012 comenzaron a salir al mercado SSDs con mayores capacidades y con interfaces más rápidas, así que inmediatamente instalé un SSD de 120 GB para el sistema operativo con interfaz SATA 3 que ya ofrecía 500 MB/s de lectura y escritura, dejando ese viejo SSD SATA 2 como almacenamiento para documentos y demás.
Una cosa curiosa y que me hizo tomar la decisión final, es que aunque tengas un disco duro de almacenamiento secundario y en el que no tienes instalado ningún programa (solo juegos y documentos), si se te estropea el disco duro, el sistema no arranca. Es lo que me sucedió, y como en ese momento ya había en el mercado SSD SATA 3 de 500 GB, fue cuando sonó un clic en mi cabeza y me dije «¿Por qué no prescindir de los lentos, ruidosos y pesados discos duros mecánicos y utilizar solo SSD en el PC?». Así que eso hice, y desde el año 2012, hace ya diez años, ningún disco duro mecánico ha vuelto a ser instalado en mi PC.
En la actualidad, lógicamente los SSD instalados en mi PC han ido «evolucionando», y en este momento únicamente tengo un SSD PCIe 4.0 de 2 TB para todo, sistema operativo, programas, juegos, documentos, etc. Y es que, realmente, con 2 TB de espacio tienes más que de sobra para todo esto, y con unas velocidades que superan los 7.000 MB/s, es absurdo pensar en tener un disco duro mecánico que apenas sobrepasa los 100 MB/s, ¿verdad?
Si todavía usas un disco duro… piénsatelo
Cuando tienes unas necesidades de almacenamiento muy grandes, es obvio que necesitas discos duros ya que su precio por GB de capacidad sigue siendo mucho mejor que el de los SSD. No obstante, nuestra recomendación al respecto es que no los instales en el PC sino en un DAS o NAS al que acceder cuando lo necesitas, pero que tu PC no dependa de los discos duros porque al final eso te va a penalizar.
Y ya no es solo cuestión de rendimiento, que desde luego si comienzas a utilizar solo SSD en tu PC lo vas a notar, es también cuestión de comodidad y practicidad. No en vano muchos fabricantes de cajas para PC han dejado de incorporar racks para instalar unidades de 3,5″ (e incluso de 2,5″ en algunos casos), ya que los actuales SSD tienen formato M.2 y van instalados directamente en la placa base; esto te da una mayor comodidad, ya que no tienes que andar canalizando los cables de alimentación y datos ni necesitas estar atornillando nada en la caja del PC.
En definitiva, lo que tengo que deciros aquí es que llevo 10 años ya utilizando solo SSD en mi PC y no me arrepiento para nada. Si todavía tienes un disco duro ralentizando tu sistema, te recomiendo pensártelo e invertir en un SSD de 1-2 TB para todo, no te arrepentirás tú tampoco.