Al contrario que Linux, Windows, el sistema operativo de Microsoft, es de código cerrado. Esto quiere decir que nadie tiene acceso al código fuente, y está prohibido realizar modificaciones en el sistema operativo, así como distribuir versiones modificadas en Internet, y mucho menos con claves pirata. A pesar de todo, hay muchas versiones modificadas de este estilo que, si no tienes cuidado, pueden llegar a romper tu ordenador. Hablamos de sistemas como MiniOS o WinterOS que, por desgracia, cada vez tienen más eco en la red.
Hay gente, sin escrúpulos, que se apodera de la propiedad intelectual de otras compañías, como Microsoft, y deciden crear versiones modificadas de Windows para distribuirlas por la red. Y lo peor de todo es que lo hacen con ánimo de lucro. No vendiendo el producto como tal (ya que lleva una clave pirata de KMSPico instalada), sino que lo hacen mediante referidos y publicidad, tanto en las webs como en otros medios como YouTube.
Debemos tener en cuenta que el uso de estos sistemas es ilegal. Y no porque vaya en contra de los términos de servicio de la propia Microsoft, sino también por los peligros que supone confiar este tipo de piratas informáticos, y ciberdelincuentes, que distribuyen estas versiones modificadas de Windows por la red.
Los peligros de los Windows modificados
Ya hemos hablado de los problemas legales a los que nos podemos enfrentar si decidido usar estos sistemas. Especialmente si usamos el ordenador con algún tipo de fin profesional o si tenemos una tienda, o un servicio de soporte, e instalamos este sistema en los equipos. Pero también debemos tener en cuenta otros problemas mucho más graves y que afectan a todos los usuarios.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que estas versiones modificadas de Windows eliminan componentes esenciales del sistema para, en teoría, hacerlo más rápido. Sin embargo, lo que consiguen en realidad es ganar inestabilidad. Eliminan librerías esenciales del sistema, programas y componentes de todo tipo que, según ellos, no sirven de nada. Y, a la larga, dan todo tipo de problemas.
Cuando un Windows está modificado, lo primero que vamos a tener son problemas con las actualizaciones. Windows detectará que faltan componentes, o que algunas librerías han sido modificadas, y las intentará reparar. Y, con cada actualización, empezaremos a tener más mezcla de versiones, librerías y dependencias hasta que, al final, todo acaba estallando (al menos, en términos lógicos).
Por supuesto, un pirata informático que se apodera de la propiedad intelectual de una compañía como Microsoft no lo va a hacer sin ánimo de lucro. Por ello, muchos de estos sistemas esconden malware utilizado, por ejemplo, como puerta trasera para conectarse de forma remota al ordenador sin permiso, o para hacerles formar parte de una botnet. Además, al haber sido modificado, las funciones de seguridad esenciales de Windows Defender, y del Kernel de Windows, no están disponibles.
¿Qué puedo hacer?
La mejor forma de evitar todos estos problemas es instalar siempre las versiones originales de Windows. Las que podemos bajar directamente desde la web de Microsoft. De esta forma nos aseguraremos de tener siempre un Windows original que va a funcionar a la perfección y va a recibir su soporte y sus actualizaciones.
Y si nuestro ordenador es muy viejo y no puede funcionar bien con este Windows, entonces la mejor alternativa es, o bien comprar un PC nuevo, o darle una segunda vida gracias a una distro Linux como puede ser Ubuntu o Mint. De esta forma, no caeremos en las garras de piratas informáticos que buscan engañar a los usuarios con versiones de Windows mal modificadas.